Hablar de liderazgo se ha convertido cada vez en un tema más frecuente. En infinidad de lugares encontrarás “consejos para ser una buena líder”, pero ¿realmente hay una receta mágica para serlo? Más bien existen estilos y acciones que te pueden ayudar a transitar tu posición como directora de algún equipo de trabajo.
El liderazgo es la capacidad de influir en el comportamiento de un grupo de personas para que trabajen en conjunto y con eso se logren objetivos concretos. De acuerdo a Jim Collins en su libro Empresas que sobresalen, existen dos tipos de líder: espejo y ventana. Esto corresponde a la analogía entre estos dos objetos para ejemplificar la forma en la que cada uno de estos líderes ejerce su labor.
Líder espejo
Es aquella persona que cuando las cosas van bien en el negocio, voltean a verse así misma para felicitarse, y cuando las cosas están mal, voltea a ver al equipo y buscar las fallas ahí. Algunas de sus características son:
- Son muy rígidos con sus ideas y generalmente la comunicación es un monólogo.
- No tienen la capacidad de ver los logros como un equipo, los ven como mérito propio.
- Necesitan tener la última palabra y la verdad absoluta.
Líder ventana
Es aquella persona que cuando las cosas van bien en el negocio, voltean a ver a su equipo porque están convencidos en el trabajo colaborativo. Sin embargo, cuando los resultados no son los esperados, son los primeros en hacerse responsables. Algunas de sus características son:
- Su primer reacción ante el éxito laboral es voltear a ver a través de la ventana y reconocer el éxito en todo el equipo.
- No suele adjudicarse las victorias
- Busca promover el diálogo con el resto del equipo para impulsar las ideas y llegar más lejos.
Que existan distintos estilos de liderazgo no significa que alguno sea mejor que el otro, o que uno sea bueno y el otro malo. Dependiendo de la industria, la empresa y el equipo de trabajo, funcionarán perfiles distintos.
¿Qué estilo de liderazgo va más contigo y con tu negocio?
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