Soy Samia Okie, tengo 31 años. Orgullosamente mexicana, mujer, marketera y muchas cosas más, pero sobre todo, fiel creyente de la importancia de las mujeres en puestos de toma de decisión para las empresas, de ir más allá del “techo de cristal”, ya que está claro que garantizar la igualdad de oportunidades en los centros de trabajo sigue siendo un reto mundial.
Hoy en día, las mujeres están más activas que nunca en el mercado laboral y está claro que el equilibrio de género en todos los niveles de una empresa trae consigo muchos beneficios no sólo para esa empresa sino para la economía en general.
Aún así, parece difícil de imaginar que en el 2024 todavía es “noticia” cuando una mujer asume un puesto directivo en una empresa importante o inclusive que el año pasado solo el 36% de los roles de liderazgo hayan sido ocupados por mujeres, de acuerdo al estudio de Salles Sainz – Grant Thornton, S.C. «Mujeres en los negocios 2024: Vías hacia la paridad»
Yo crecí muy libre, con mucho apoyo e impulsada a cumplir mis sueños, sin importar si me gustaba el fútbol o el ballet, pero también desde pequeña me empecé a dar cuenta de la diferencia en educación que reciben las mujeres y los hombres. Con ejemplos como: “las mujeres no hablan así” “las mujeres no se sientan así” “Las mujeres no deben salir a ciertas horas de la noche”. Desde entonces me dediqué a retar estas creencias y comportamientos que como sociedad se me estaban inculcando.
Es evidente el valor que aportan las mujeres tanto en el ámbito personal y familiar, pero sobretodo en el ámbito profesional, como dice el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres:
”Hay una gran necesidad mundial de que haya más voces de mujeres en la vanguardia de las negociaciones de paz y las negociaciones comerciales y en las salas de juntas.
Cuando las mujeres ingresan a espacios que alguna vez estuvieron dominados por hombres, cambia esos espacios — trayendo nuevas perspectivas, corrigiendo puntos ciegos y, en última instancia, mejorando la toma de decisiones.”
Aprendí a no tener miedo de pedir las cosas, de levantar la mano, de no guardarme las cosas, pero sobre todo aprendí que la mejor manera de hacerte relevante es aportando valor, estando preparada, aprendiendo cosas nuevas, continuamente para que sin importar mi género pudiera sentarme en la mesa y traer propuestas relevantes para un negocio.
Te voy a contar una historia, cuando recién me gradué de la carrera, empecé a trabajar en una empresa multinacional de ropa y calzado deportivo. Recuerdo entrar a las juntas y escuchar los planes de campañas con grandes presupuestos, campañas dirigidas a un consumidor meta objetivo, pero en poco tiempo me di cuenta que a pesar de que la marca en particular era muy conocida, ese consumidor, en realidad no utilizaba la marca en el día a día.
Llegué con mi jefe del momento a platicarle esta preocupación: no estábamos llegando a impactar a ese consumidor del cual tanto hablaban. Su respuesta fue: “tú dedícate a hacer las cosas para las cuales te contratamos”.
Ese día, decidí no conformarme con esa respuesta, y así me metí por mi cuenta a hacer investigaciones de mercado a las universidades y al concluir con datos reales que mi observación estaba sustentada, decidí hacer un caso de estudio y proponer un programa completo para atacar este problema y encontrar una solución.
Mi jefe del momento no creyó en el proyecto y tal como lo dijo “No voy a discutir con una chavita recién graduada”, que, si tenía tanta fe en lo que estaba presentando, aunque no tuviera sentido para él, lo fuera a presentar a la directora de marketing, quién escuchó el proyecto y me pidió presentarlo al CEO.
El CEO me dijo en ese momento “En los años que llevo a la cabeza de esta empresa, nunca nadie había llegado a proponer algo así”, me dio un presupuesto e inicié con el programa. Programa que resultó un éxito con cambios importantes en él % consumo de la marca por ese target market, y el cual se volvió un “best practice” a nivel regional.
Es así como me confirmé a mí misma, que siempre valía la pena hacernos escuchar, que nunca podía quedarme con mis ideas, así no le gustara a unos cuantos, y que no podía no tratar de aportar mayor valor al “cual me contrataron para hacer” por ser recién egresada o mujer, que por el contrario valía mucho.
Esa es la creencia que he seguido hasta el día de hoy y gran razón creo yo por la cual hoy me encuentro a mi corta edad en una posición con gran toma de decisión relevante dentro de mi empresa actual: Casa Lumbre, una industria controlada en su mayoría por hombres.
Las mujeres en porcentaje suelen levantar menos la mano cuando se abre una oportunidad de desarrollo o crecimiento vs los hombres, así ellas estén más preparadas, y se debe a un tema claro de falta de igualdad total.
Iniciando por la brecha salarial. En todos los países del mundo las mujeres que trabajan tiempo completo ganan en general menos que los hombres en el mismo puesto. Para América Latina y el Caribe, según datos del BID, el salario por hora de las mujeres es 18% menor que el de los hombres.
También, está claro que la brecha de género ha llevado a un porcentaje de mujeres más grande a emprender incluso de manera informal, ya que se sigue viendo una clara diferencia en las oportunidades, o incluso dado que se ven en la necesidad de dejar de trabajar para poder crear una familia y después de eso las oportunidades laborales son mucho más reducidas.
Tenemos que empezar a cerrar esas brechas, exigir a las empresas espacios en la mesa para las mujeres. Hoy en día, tengo el privilegio de trabajar en una empresa que se ha dedicado a fomentar esta igualdad, lo cual para mi es un primer paso muy importante.
He podido crear un equipo increíble de mujeres y creo fielmente que en su desarrollo, cada vez se encuentran más preparadas, con mayor experiencia, estudios, propuestas etc, trayendo un valor increíble y quienes son responsables de mucho del crecimiento de las marcas que manejan hoy en día.
Hay una frase de una increíble poeta que me encanta, Rupi Kaur, que dice:
“I stand on the sacrifices
Of a million women before me
Thinking
What can I do
To make this mountain taller
So the women after me
Can see further”
Creo que cualquier persona que tenga un lugar en la mesa tiene la responsabilidad de disminuir las múltiples brechas que hoy en día siguen existiendo. Las mujeres no queremos la simpatía de los demás, lo que queremos es poder competir al mismo nivel, tener las mismas oportunidades, y que nos brinden los espacios para poder desarrollarnos de igual manera, y ese es mi compromiso con las nuevas generaciones.
Hay un gran camino que recorrer, pero también lo avanzado es monumental, tenemos que seguir impulsándonos y apoyándonos para construir esas oportunidades que dejen que las mujeres confíen en ellas, puedan ofrecer valor, puedan seguir sintiendo amor por el aprendizaje y se puedan desarrollar con el mismo éxito que nadie más.
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Redacción: Samia Okie, Marketing & Global Portfolio Manager de Tequila Defrente
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